viernes, 25 de enero de 2019

Cuando la lectura es parte de la vida

Escrito por: Santiago Caballero


Emociona esta escena, sobre todo a quienes desde la Biblioteca y Archivo Central del Congreso Nacional (BACCN) procuramos, en niños y adultos, la práctica de la lectura.


Vemos en la fotografía la mejor de las posibilidades para que los libros sean parte de la persona, de sus posibilidades, de sus recreaciones y de su crecimiento. Y es precisamente de las manos de los papás cuando el aprecio a la lectura tiene su mejor tierra de cultivo, su abono más generoso y duradero. Jugar con papá, mamá y los hermanitos es ya de por sí una fiesta y de las mejores no sólo para pasar agradables momentos sino también para aprender la alegría de vivir, de compartir, de relacionarse y de intercambiar. La lectura o el sólo hojeo de los materiales impresos  se inserta en este entretenimiento familiar y se queda para después, paso a paso, sin apuros, formar parte de los valores a lo largo de la vida.

Aquí vemos además otro dato muy significativo. En la sala está prendido el televisor, se difunde un programa o un video. El audiovisual con todo su potencial de sonido y de audio es de esperar que acapare la atención de los niños, a expensas de las otras propuestas. Pero, sin embargo, la solicitud de papá es capaz de no interferir la magia del audiovisual para encaminar la del libro, aun cuando no se maneje la lectura.

Tiempos de nuevas tecnologías, tiempos en que cada vez más a corto plazo las “nuevas” tecnologías ceden a otras más nuevas todavía. Son riquezas de las formas de la comunicación que hace unas décadas ni soñábamos. Pero, que en una perspectiva humanista, suman para facilitar las relaciones, la formación, el progreso personal y social. Para ello, nada mejor que propiciar los aprendizajes de las habilidades, de los valores, pues los medios son medios, su buen uso, su pertinencia, requiere de las prácticas que deben ser adecuadas, progresivas, siempre agradables y participativas.
Es ése el desafío permanente de la lectura. Y si empieza en las familias, en los brazos de papá, de mamá, de los hermanos, darán frutos abundantes, siempre renovados, siempre saludables.