martes, 31 de marzo de 2020

Ante el Covid–19: Perdemos o ganamos todos


Escrito por: Santiago Caballero

Como ya saben, la Biblioteca y Archivo Central del Congreso por disposición de las autoridades sólo atiende las consultas por internet. Los salones cerrados y los funcionarios ausentes se suman a las medidas preventivas para impedir los contagios del Coronavirus. La rapidez de las decisiones han impedido que planificásemos algunas formas concretas de interacción con los usuarios aunque, te repito, las redes sociales están a disposición. En esos días y hasta nuevo aviso tampoco, por lo tanto, nuestra sección Infanto Juvenil  realiza actividad alguna, así como el Club de Lectura fácil para los discapacitados.

Ayer, hice una pequeña transgresión a la cuarentena. Crucé el pequeño cercado que separa  mi casa del domicilio de mis sobrinos para charlar con Benjamín, mi sobrino nieto. Se aprestaba a jugar con su mamá  una serie televisiva para niños de corta edad. Escuché, previamente, esta conversación con su mamá: Benja, vamos a jugar y esta vez yo voy a ganar. Benja le respondió: No, mamá vamos a ganar los dos.

El 49% de los consumidores espera que las marcas sean un nexo de ...

Esta frase me llamó poderosamente la atención. ¿Puede haber en un  juego con más de un ganador?, ¿no es la regla sacrosanta, invariable e incuestionable que siempre haya un ganador y un perdedor, sea un individuo o un equipo? Esta regla se aplica sin excepciones tanto a los juegos deportivos como a todos los otros tipos de juegos.
Entonces, la mamá me explicó. En este juego, el personaje central da las pistas para ganar, ofrece ayudas para quienes se retrasan o tuvieron un percance, cuestiona al o a los que quieren trampear; asimismo, en cada serie les ofrece a los participantes unas enseñanzas sobre temas concretos, como mecánica, construcción, composturas diversas….Sinceramente, me quedé boquiabierto.

Ante todo, soy un miembro de la generación X o sea gente  antes de la informática, pero no en  contra. Sin embargo, lo real es que, como casi todos los de mi generación, portamos una especie de desconfianza a todo lo cibernético;  por lo tanto, en este caso concreto de un simple juego infantil, lo primero que pensaba es que éste como todos los otros serían los baluartes de los valores y usanzas tradicionales en nuestra educación hogareña y colegial. En estas, como sabés, se propicia hasta el cansancio la competencia individual y se premia al que más sabe, al que tiene las máximas calificaciones, el que más goles o tantos anota en el fútbol o en el básquetbol.
Las tecnología, los juegos electrónicos y televisivos  incluídos, nos dan, pues, la gran oportunidad de sembrar en las nuevas generaciones, y de paso en las no tan nuevas, los auténticos valores humanísticos como la solidaridad, el compartir,  el trabajo en equipo; todos ellos son los únicos que nos darán la verdadera satisfacción de los juegos, de las gestiones, con los demás, para los demás. En definitiva, crear, propiciar, las bases de un mundo y de una sociedad diferentes, donde la persona no sea un número, una ficha a competir,  sino un sujeto de derechos, de deberes, de obligaciones.

Benja me enseña su colección de dinosaurios  y sus especies; así, el tinosauriorex, el espinosaurio, el veloxiraptor… Me muestra la colección de los coches blazes con quienes precisamente se dan los juegos cuyo mecanismo te describí.

Ante el covid – 19 y su peligrosa y mortífera expansión hemos escuchado y visto por la televisión, en todos los países, en todos los idiomas, que no basta el mejor sistema de salud si no hay solidaridad conducente al compromiso comunitario de la prevención. Ahora ya sé, los juegos electrónicos infantiles pueden ser buenas herramientas para que tanto nosotros los adultos, como los de las nuevas generaciones,  asumamos  la vida y los problemas de la salud  en la línea de la solidaridad. Los otros, los demás, no son nuestros competidores sino nuestros aliados, nuestros compañeros  en el caminar por  la vida y con quienes construimos la fraternidad, la sociedad diferente.

lunes, 23 de marzo de 2020

La solidaridad es fundamental en la cuarentena


Nos dicen los entendidos que a partir de hoy, y en las siguientes dos semanas estaremos en los días de mayor infestación del Coronavirus. Por lo tanto, es el tiempo de mayor cuidado de las prevenciones ya difundidas. En este contexto, la Biblioteca y Archivo Central del Congreso de la Nación, cierra sus puertas pero sus servicios en línea seguirán manteniéndose como siempre, a través de la página web, el correo electrónico y las redes sociales. Desde nuestras casas, todos los funcionarios estaremos atentos a los requerimientos y con mucho gusto los evacuaremos.

Nos unimos así al gran esfuerzo al que todos los paraguayos y habitantes del país debemos unirnos para hacer frente a la pandemia. Son días de prevención personal, seria y responsable. Pero, sin duda, cuyo óptimo resultado depende absolutamente de la mancomunión de los cuidados, de la ayuda mutua, de los esfuerzos solidarios, desde los poderes del Estado, pasando por las instituciones, públicas y privadas, y desembocando en las familias, en las personas.

Recuerdo con meridiana claridad y mucho cariño las experiencias pasadas, como entusiasta pero novato en los temas de la salud. La ministra Cinthia Prieto Conti, pionera e innovadora al frente del Ministerio de Salud Pública, me convocó no como periodista sino comunicador o sea un profesional que desde la comunicación se involucrara en los programas de la salud. Ñandejara. Me bauticé, por si me faltaran problemas, en dos pandemias: el Cólera y el VIH.

Treinta años, o más, después de aquella experiencia, sostengo y promuevo la importancia de la comunicación. En una gran síntesis, está comprobado que una buena campaña de prevención cabalga en una muy buena comunicación. En esta breve reflexión, me detengo en algunos puntos de la experiencia globalizada con el Covid -19. 
Sostienen los entendidos que la expansión del mal se debe, en gran medida, a que mucha gente no acata las recomendaciones en los comportamientos personales y sociales. Y he aquí el gran cuestionamiento: la mejor comunicación no logra la respuesta adecuada cuando se trata de sociedades en las que las cercanías con el otros se fueron ensanchando, cuando las relaciones solidarias pierden su valor y en cambio pululan los intereses del poder, como los de la política, del sexo, de la edad, de la condición social, entre otros.

Una autoridad española califica este resultado como la vigencia de la “insolidaridad”. Pensé que era un neologismo. Pero, mis amigos especialistas, españoles, Maripaz  y Rafael Rodríguez, me aclaran: la palabra está en uso desde 1910 y la RAE lo reconoció en 2001. ¿Por qué somos “insolidarios”? Tema de reflexión ante el Covit -19. Una pequeña ayuda: Uno de los himnos cantados en las Ligas Agrarias Cristianas, dice que en medio de las injusticias por fin nos reconocimos como hermanos: “hermano ningó ra’e” o sea “había sido que somos hermanos”. Eso es, es hora, ante un terrible mal que nos amenaza a todos, que reconozcamos que somos hermanos y que como tales hemos de volver a la solidaridad y a la projimidad, para que nuestros comportamientos sean de cercanías, de relaciones justas, de amor. 

lunes, 16 de marzo de 2020

PREGONES Y PREGONEROS PARA LA PREVENCIÓN

Escrito por: Santiago Caballero 

En gran parte del siglo XX los parlantes instalados en las
torres de los templos o en las plazas públicas eran los
eficaces y únicos pregoneros. Expandían las noticias de
interés para la población como los horarios de las misas y de
otras ceremonias culturales, partidarias, así como los de
otras actividades de interés. Posteriormente, los altavoces
recorrían en carros y luego en coches o camionetas. En
plena Asunción, hasta hoy el sistema es utilizado para los
actos partidarios, para propaganda de los candidatos.

Incluso, siguen las camionetas que pregonan y venden
productos de las más diversas índoles.

Todo lo precedente es tan solo para contarte una gran
sorpresa comunicativa. En plena vigencia de las radios, la
televisión, las redes sociales, en un pueblo de España, la
alcaldía local expandía las determinaciones tomadas a raíz
del Coronavirus y también los sistemas de prevención a
través de los altavoces fijos y de los que recorrían en
vehículos. Maéna. En pleno siglo XXI y lo mismo que en mi
Ybycuí de los años cincuenta.

Pues sí. Lo diga Marito o Francisco o el Gallo Paloma. Pero
no basta. Es necesario el medio comunicacional,
súpernuevo o el de mi pueblo del siglo XX que garantice la
llegada a todos los ciudadanos. Sin excepción. Así,
bienvenidos el parlante y las redes sociales. Porque de ellos
va depender nuestra salud, nuestras vidas. Nuestra
Biblioteca y Archivo Central del Congreso de la Nación opta
por el teléfono y las redes sociales para seguir con su
servicio a la gente, a los estudiantes, a los investigadores.

Otro día te contaré lo que aprendí en Salud Pública de la
mano de una grande: Cinthia Prieto Conti y otros pioneros
como el inolvidable Marcos Aguayo. Pero, otro día. No
quiero interferir en tu cuarentena.