viernes, 22 de enero de 2016

Don Juan E. O´leary

"¡Muera López!” era el grito que proferían los invasores triunfantes. “¡Muera López!” coreaban los traidores acoplados. “¡Muera López! “Era el slogan que se enseñaba en las escuelas. “¡Muera López!” repetían los niños después de la guerra.

Pero más tarde llegaría el reivindicador de su patria, el que iba a enseñar a las nuevas generaciones la falsedad de esa tesis interesada. El que iba a demostrar que el Tratado Secreto de la Triple Alianza había decretado inexorablemente el exterminio del Paraguay. Que le harían pagar cien millones de pesos, que reglamentaría la navegación de sus aguas, que le arrancarían sus fortificaciones, sus parques, sus armamentos, sus buques de guerra, que sería saqueado y devastado, y mutilarían su integridad territorial.  Ese reivindicador de su patria fue Juan E. O´Leary.


Perteneció a la ilustre generación del  Novecientos  y fue un brillante exponente del resurgimiento espiritual del Paraguay.   Honró a su patria como orador, periodista, historiador, profesor, político, diplomático y poeta. Algunas de sus obras de historia son:

La Guerra de la Triple Alianza
Nuestra Epopeya
El Mariscal Solano López
El Libro de los Héroes
El Paraguay en la Unificación Argentina
El Centauro de Ybucuí
El Héroe del Paraguay
Los Legionarios
La Alianza de 1843 con Corrientes, y;
Apostolado patriótico


  
En el diario La Patria que dirigía Enrique Solano López, comenzó a librar en el año 1902 junto a Ignacio A. Pane, su fogosa lucha por la revisión histórica, y desde entonces su batallar no tuvo ya fin. En las plazas y bocacalles, en la prensa, en el libro, en la cátedra y el Parlamento, propagó la buena nueva con una laboriosidad sin tregua. Fue un luchador infatigable y su ardor patriótico era comunicativo, ya que es recordado como un brillante orador, prosista vigoroso, al igual que como un pensador de aguda penetración.

Llegó hondo en el alma de su pueblo, y así fue obteniendo cada vez más adherentes a la justa causa que defendía. La palabra de O´Leary resonó en toda América como una viril protesta contra la iniquidad  y la conquista. Su mensaje llegó a ilustres escritores de América, que desde entonces se convirtieron a su vez en fervorosos defensores de la causa del Paraguay.

Afiliado al Partido Colorado, llegó a ser Presidente del Ejecutivo Colegiado.
El Mariscal Pietro Badoglio, héroe de la 1ª. Guerra Mundial, estampó sobre él este juicio: “O´Leary es un profesor del patriotismo. La juventud debe leer sus libros para aprender cómo se ama y cómo se defiende la tierra natal”.
El Mariscal José Felix Estigaribia, conductor de la reconquista del Chaco, al terminar la batalla de Campo Vía le remitió este telegrama: “Usted ha infundido optimismo al alma nacional. La victoria de nuestro glorioso ejército es también suya”.

O´Leary fue profesor de Historia del Paraguay y de Literatura Española y Americana, Director del Colegio Nacional, Diputado, Encargado de Negocios en España, Ministro en Italia, Embajador en el Vaticano y Ministro de Relaciones Exteriores.

Falleció desempeñando el cargo de Director General de Archivos, Bibliotecas y Museos de la Nación.



Sanchez Quell, H. El Tiempo Que Se Fue; Ediciones Comuneros,  Asunción – 1976.



martes, 5 de enero de 2016

Don Fulgencio R. Moreno



Moreno nació a dos escasos años de terminada la inmensa tragedia colectiva de 1864-70, perteneció a una generación crecida entre las ruinas. Descendiente lejano por la línea paterna de Daniel O´ Leary, General Irlandés que fue edecán de Bolívar y por la línea materna descendía de Fulgencio Yegros, quien fue uno de los principales autores de nuestra independencia y Presidente de  la Junta Superior Gubernativa de 1811-1813.
Pero; como bien señala Natalicio González: “ni en lo físico ni en lo espiritual nada delata en Moreno la ascendencia exótica, y puede decirse en su elogio que pocas individualidades nacidas en tierra guaraní condensan en su persona tantos rasgos típicos de esos que dan carácter al hombre paraguayo. Poseyó en alto grado el genio alegre de la raza, su sentido del equilibrio y de la mesura, su don irónico y festivo, al igual que esa inteligencia penetrante estimulada por la viva percepción de lo real”.
Reconocido profesionalmente como brillante economista, también historiador y como diplomático. En el año 1897 fue electo Diputado Nacional por el Partido Colorado y en 1901 es designado Ministro de Hacienda. Posteriormente en el año 1903 es elegido Senador de la Nación.
En su obra  Estudio sobre la Independencia del Paraguay, Natalicio González ha dicho con razón que es un libro de historia y de sociología a la vez. Allí Moreno “estudia los orígenes de la nación paraguaya, sigue paso a paso los factores que concurrieron a formarla y pinta con rasgos evocadores  el drama de un pueblo acosado por fuerzas hostiles, forjado en el dolor, que salva su individualidad contra todos los riesgos hasta erigirse en entidad independiente. Nada escapa al análisis del historiador, ni los factores geográficos  o  raciales, ni el influjo del idioma guaraní en la elaboración del alma colectiva; y sin incurrir en los extremos de la escuela materialista, no se puede negar la preponderancia de las fuerzas morales y espirituales en el proceso de la historia, ya que determina el papel de los intereses económicos en la orientación de los sucesos humanos”.
Fulgencio R. Moreno unió al rigor científico del historiador honesto la belleza estilística del escritor galano. A lo largo de su labor intelectual asoma la emoción colectiva de su pueblo y su obra es un fragmento vivo del espíritu nacional.
Una vez  estallada la Guerra del Chaco, la tierra de los quebrachos, cactus y aromitas se llenó de tanques, lanzallamas y metrallas. Moreno fallecía en su ciudad natal el 17 de octubre de 1933, en vísperas de la decisiva victoria de Campo Vía, que consolidó para siempre la posesión del Chaco, a la que él tanto contribuyera con su patriotismo y su talento.


H. Sanchez Quell,  El Tiempo Que Se Fue; Ed. Comuneros,  Asunción- 1976.