martes, 15 de octubre de 2019

ANDARIEGA, DEVOTA, HUMILDE, LECTORA EMPEDERNIDA


Escrito por: Santiago Caballero 

Que no pase este día sin un recuerdo en la Biblioteca y Archivo Central del Congreso de una gran mujer: Teresa de Ávila. Hoy, 15.10, es su día. Los exalumnos de los colegios teresianos, casi todos, al recordarla recitan
Nada te turbe,
nada te espante,
todo se pasa.
Dios no se muda.
La paciencia
todo lo alcanza.

Quién a Dios tiene
nada le falta.
Sólo Dios basta.

La pequeña oración es un apretado resumen de una postura filosófica y teológica en la inspiración de una mujer. Por lo tanto, es necesario aclararlo, una mujer a quien en su tiempo estaba vedada la lectura y la producción escrita. En medio de las persecuciones de la Santa Inquisición, Teresa leía empedernidamente los libros que estaban a su alcance, incluyendo los de caballerías, la novelística de la época no aconsejable en la casi generalidad, lo que hacía redoblar la vigilancia hacia ella de parte de los inquisidores, siempre a su asecho por su origen judío.

Dijo Teresa  una vez a su confesor carmelita: “Sabed, padre, que en mi juventud me decían tres clases de cumplidos; decían que era inteligente, que era una santa y que era hermosa. En cuanto a la hermosura, a la vista está, en cuanto a discreta, nunca me tuve por boba, en cuanto a santa, sólo Dios sabe”.

Este breve autorretrato confirma una personalidad muy definida. Su santidad se sustenta en una mujer con una autoestima muy elevada, consciente de sus posibilidades y valías. Hoy es considerada por los estudiosos como una pionera del feminismo en cuanto supo vencer los obstáculos impuestos por una cultura patriarcal y por  una Iglesia también fuertemente arraigada en la primacía del varón. Cuando un teólogo quiso obstaculizar sus reformas monacales basadas en los cimientos de una teología indiscutible, Teresa le espetó esta frase con picardía  que lo dejó sin argumentos: Dios se encuentra entre los pucheros o sea, la cocina, el lugar por antonomasia de la mujer es también morada de Dios.

Para la historia presente de nuestro país, para la Iglesia, es hora de tomar en cuenta a Teresa de Ávila, la monja peregrina, la lectora empedernida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario