miércoles, 6 de noviembre de 2019

LOS BESOS DEL SEÑOR PRESIDENTE Y LA ATRASADA NOTICIA


Escrito por: Santiago Caballero

Tiempos fueron en los que la norma de oro del  periodismo era: Si un perro muerde a un humano, es no es noticia. Noticia es cuando el humano muerde a un perro. A Dios gracias semejante estupidez dejó de tener la sacra vigencia, claro está con lamentables excepciones. La superación de las normas del periodismo empresarial se debió a la emergencia del uso más humano, más comunitario de la comunicación. Es así que prevalece la información de lo que ocurre no por sus protagonistas sino por la trascendencia de los hechos. Así, la mordedura de un guauguau puede ser mortal si el tal animalito está infectado del virus de la rabia, se puede desencadenar una epidemia y etc. ¡Bienvenida la nueva comunicación y su real utilidad en la sociedad!

En fin. Lo que te voy a contar está envuelto en otro pecado que no perdona el periodismo comercial: la rapidez de la información de lo ocurrido. Si ocurrió antes de ayer o la semana pasada ya no sirve. Yo voy a pasar por alto también esa ñembo norma. Porque, sencillamente, te voy a justificar mi atraso porque en esos días carecíamos de Internet, luego vino el congreso internacional en esta casa y  etc.

Después de esta larga introducción te cuento que se repitió en la BACCN un hecho muy simpático y que ya ocurriera otro similar hace unos meses. Como sabés somos vecinos del Señor Presidente de la República, don Mario Abdo Benítez. Cuando SE utiliza para llegar o para partir de la Casa de López, aterriza en el helipuerto muy cercano a la Biblioteca. Entonces, como en la primera vez, descendió y caminó hasta nuestro edificio donde dos limpiadoras cumplían su tarea. Se las acercó. Silvia y Lorena quedaron tiesas, mudas. SE las saludó cortezmente. Les pasó la mano y no contento con este saludo protocolar estampó dos besos en los rostros de las asustadas mujeres. Luego, se dio la vuelta y se fue a atender sus altas responsabilidades de Jefe de Estado.

Silvia y Lorena, después, ese día y los sucesivos, no tenían otro tema sino el saludo, los besos, el perfume, la sonrisa, de SE. Las demás, ikuerai del relato y otras se lamentaban de que, ¡justo luego!, no haber estado en el sitio indicado y a la hora precisa.

Cuando los humanos fomentan las relaciones, cuando los poderosos se acercan a todos, hay esperanzas de cambios. Los esperamos con toda nuestras convicciones ciudadanas.


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