El incipiente desarrollo, sin embargo, forzó un saludable
cambio. Así, se unieron las carreras humanísticas como la sicología, la
sociología, las ciencias de la comunicación, la bibliotecología y otras. Este
nuevo abanico, a su vez, respondía a las crecientes necesidades de la formación
ante los problemas emergentes y las
nuevas tecnologías.
Sin embargo, tal proceso necesita de un incentivo permanente,
creativo y audaz. En este caminar se encuentran muchas de las carreras
mencionadas y otras. Así, la bibliotecología, las ciencias de la comunicación,
la antropología, la sociología, la politicología…Me detengo en las ciencias de
la comunicación. A más de cincuenta años de la creación de esta carrera en el
país, todavía le queda mucho por andar. Las nuevas tecnologías de la información,
el auge de la industria de la imagen, sobre todo del cine, le han ayudado
bastante. Pero, curiosamente, se dan contradicciones. Hace muy poco en una
capital departamental, la filial de una prestigiosa universidad despidió a la
comunicadora de su departamento de comunicación y en su lugar colocó a una
egresada de Administración. O sea, encabezó una regresión de unos cuarenta
años.
Es muy saludable, en contrapartida, constatar que hoy no sólo
las universidades sino los centros educativos de la secundaria cuentan con sus
bibliotecas. El gran desafío es que al frente de las mismas se encuentre un o una
bibliotecaria. Pues es la profesional indicada, formada, capacitada, para que
esos espacios no sean unos depósitos de los libros sino espacios de experiencias
creativas al encuentro con obras científicas, de recreación y de la alegría de
aprender con las lecturas permanentes. Y cuyos visitantes sean los niños de la
educación inicial, de la secundaria, de sus profesores e incluso de los papás y
las mamás.
Al homenajear a Yoshiko y a Zayda vamos a compartir con ellas sus sueños, sus esperanzas, por
bibliotecarios bien capacitados y comprometidos con el desarrollo de nuestro
pueblo.
Bahía de la Asunción,
02.10.18