Escrito por: Santiago Caballero Britos
En el “Día de la Amistad”, en plena pandemia del Coronavirus, vale la pena algunos aportes para la reflexión ya que los encuentros grupales se tornan imposibles. En la Biblioteca y Archivo Central del Congreso cultivamos la amistad entre los funcionarios y con nuestros lectores, los visitantes en nuestras salas o en nuestros espacios de internet. Y, de paso, les recordamos que aquí ponemos a disposición los libros, uno de los objetos culturales que siempre se honra en llamar amigo. Esta metáfora como la de los animales, en las que “el perro es el mejor amigo del hombre” gana siempre, no hay que perder de vista eso, son metáforas, unas figuras, pues el amigo o la amiga es otro varón o mujer. Sin embargo la figura es útil. Así, los calificamos, así los valoramos.
En el “Día de la Amistad”, en plena pandemia del Coronavirus, vale la pena algunos aportes para la reflexión ya que los encuentros grupales se tornan imposibles. En la Biblioteca y Archivo Central del Congreso cultivamos la amistad entre los funcionarios y con nuestros lectores, los visitantes en nuestras salas o en nuestros espacios de internet. Y, de paso, les recordamos que aquí ponemos a disposición los libros, uno de los objetos culturales que siempre se honra en llamar amigo. Esta metáfora como la de los animales, en las que “el perro es el mejor amigo del hombre” gana siempre, no hay que perder de vista eso, son metáforas, unas figuras, pues el amigo o la amiga es otro varón o mujer. Sin embargo la figura es útil. Así, los calificamos, así los valoramos.
Este amigo, el libro, nos acompaña
siempre. Está ahí en un anaquel, en la mesa de luz, en la sala, en el comedor,
en el baño, de nuestras casas. Va con nosotros de paseo o de viaje. Lo abrimos
según las necesidades, según la premura de lo que nos ofrecen sus contenidos.
Los juntamos como propiedad de acuerdo a nuestros gustos, nuestras
inclinaciones, nuestras profesiones. En fin, ahí están los libros. Para
nuestros descansos, para nuestras búsquedas, curiosidades o deseos de mejor
formación.
Posiblemente hace falta que desde
nuestros hogares, desde nuestras instituciones educativas, religiosas,
sindicales, políticas, un mayor
incentivo. Que en todas ellas, en primer lugar, no falten. En segundo lugar,
que se prenda la llama del deseo de leer, de asumir el gusto, la pasión, la
necesidad de leer. Finalmente, que exista y funcione una “Ley del incentivo a
la lectura” como ya determinaron en varios países, con ese nombre o parecido.
Pero, volvamos a la amistad nuestra
de cada día. Te propongo un juego. Voy a darte aquí una lista de costumbres,
modos de accionar, comunes entre nosotros y que son grandes condicionantes para
incentivar la amistad, que obstruyen las buenas relaciones.
Te propongo que
elijas una o dos de estas prácticas a las que consideras las más dañinas y, a
continuación, que me digas por qué razones. Aquí van:
1.- Tovamokõi 2.-Jurumy’ỹi 3.- Tesapo’ê 4.- Rencor
5.- Desconfianza 6.- Ñe’êrei 7.- Tovapuku 8.- Argel
9.- Nunca decir “gracias” ni “por
favor” ni “lo siento”
Tu opinión, cortita, mbykymi a: caballerosantiago@hotmail.com