Escrito por: Santiago Caballero
Hoy, 21 de junio, celebramos el 26° aniversario de la Constitución Nacional. Es nuestra Ley Fundamental. Lo cual significa, sencillamente, la madre de todas las leyes, las raíces de todas las otras normativas en vista a la convivencia, al desarrollo, al progreso, como nación civilizada. Bienvenida fue en su nacimiento y sigue hoy cumpliendo su razón de ser.
A lo largo de estos veintiséis años fueron y son muchas las voces que señalan sus imperfecciones, las necesidades de su modificación, de su mejoría en varias de sus propuestas y artículos. Estas voces no hacen sino señalar que nada humano es perfecto sino perfectible. A su vez, que el paso de los años van marcando nuevas e inéditas necesidades que merecen una legislación actualizada. Justamente esta es una las misiones del poder legislativo, sus componentes, los legisladores, más allá de sus adhesiones partidarias, deben estar siempre muy atentos a esas necesidades para responder de forma democrática a las actualizaciones. Y, dado el caso, recurrir a los mecanismos institucionales para las reformas de más largo alcance.
Sin embargo, esta Constitución Nacional vigente y nacida hace veintiséis años, tiene el mérito histórico innegable de ser la primera de corte democrático en sus orígenes y en sus fundamentos esenciales. Con ella se inaugura y se garantiza la democracia pues establece las instituciones llamadas a canalizarla, a resguardarla, a vigilarla.
Es posible que a la vuelta de casi tres décadas, en la actualidad, hayamos perdido este dato fundamental. No sentimos ya el peso
de la dictadura, de los mecanismos nefastamente opresivos tanto a nivel personal como a nivel de la ciudadanía. La Constitución Nacional nacida hace 26 años dice no más estado de sitio. No más mandos unipersonales. No más dos poderes, el Legislativo y el Judicial, encadenados al Poder Ejecutivo. No más censuras a la libertad de expresión y, al mismo tiempo, la garantía plena de los derechos humanos fundamentales.
En este breve recuerdo va la gratitud a los ciudadanos constituyentes de este nuevo amanecer. Gracias también a los que día a día, muchos en silencio, forjan hoy una nueva sociedad basada en el cumplimiento de los derechos como lo establece nuestra Constitución Nacional.