Periodismo, literatura y actividad política
Svetlana Aleksiévich durante un
debate en el Salón Rojo de Berlín, 8 de febrero de 2011.
Fue reportera en la prensa de
Narowla, en el óblast o provincia de Gómel. Desde sus días de escuela había
escrito poesía y artículos para la prensa escolar y también en la revista
literaria Neman de Minsk, donde publicó sus primeros ensayos, cuentos y
reportajes.
El escritor bielorruso Alés
Adamóvich la inclinó a la literatura apoyando un nuevo género de escritura
polifónica que denominó «novela colectiva», «novela-oratorio»,
«novela-evidencia» o «coro épico», entre otras fórmulas. En sus textos a medio
camino entre la literatura y el periodismo usa la técnica del collage que
yuxtapone testimonios individuales, con lo que consigue acercarse más a la
sustancia humana de los acontecimientos. Para esto tuvo que transformarse en
viajera y visitar casi toda la Unión Soviética. Usó este estilo en su primer
libro “La guerra no tiene rostro de mujer”
(1985), en el que, a partir de
entrevistas, abordó el tema de las rusas que participaron en la II Guerra
Mundial. El estreno de la adaptación teatral en Moscú supuso un gran
antecedente en la glásnost o apertura del gobierno soviético iniciada por su
dirigente Mijaíl Gorbachov. Alés Adamóvich y Vasil Bykaŭ son las más
importantes influencias que la propia escritora ha reconocido en su obra.
En Tsínkovyie málchiki (Los chicos de zinc, traducida a veces como
Ataúdes de zinc), 1989, compila un mosaico de testimonios
de madres de soldados soviéticos que participaron en la Guerra de Afganistán;
en Zacharóvannye smertiu (Cautivos de la muerte), 1993, ofrece la visión de aquellos que no pudieron sobrevivir a la
idea de la caída del gobierno soviético y se suicidaron. Voces de Chernóbil (1997),
uno de los pocos libros suyos traducidos al castellano (2006) antes de ganar el premio Nobel, expone el heroísmo y
sufrimiento de quienes se sacrificaron en la catástrofe nuclear de Chernóbil.
Libro traducido a veinte idiomas, todavía sigue prohibido en Bielorrusia. En su
última obra, Época del desencanto. El
final del homo sovieticus,
publicado a la vez en alemán y en ruso en 2013,
procura hacer un retrato generacional de todos los que vivieron la dramática
caída del estado comunista soviético. También ha compuesto numerosos guiones
para documentales y varias obras de teatro.
Su obra es una crónica personal de
la historia de los hombres y mujeres soviéticos y post soviéticos, a los que
entrevistó para sus narraciones durante los momentos más dramáticos de la
historia de su país, como por ejemplo la II Guerra Mundial, la Guerra de
Afganistán, la caída de la Unión Soviética y el accidente de Chernóbil.
Enfrentada al gobierno y la censura del presidente de Bielorrusia, Aleksandr
Lukashenko, abandonó Bielorrusia en el año 2000 y estuvo viviendo en París,
Gotenburgo y Berlín. En 2011, Aleksiévich volvió a Minsk. Varios libros suyos
fueron publicados en Europa, Estados Unidos, China, Vietnam e India.
En 2015 recibió el Premio Nobel de
Literatura, por considerar su obra "un monumento al valor y al sufrimiento
de nuestro tiempo". Es la primera escritora de no ficción con este premio
en más de medio siglo .
En las elecciones presidenciales en
Bielorrusia de 2020 Aleksiévich apoyó públicamente a la opositora Tijanóvskaya
y recordó que cuando escribió un libro sobre el papel de la mujer en la Segunda
Guerra Mundial comprendió que las mujeres son "la vanguardia de la sociedad". El 12 de agosto de 2020,
Svetlana Aleksiévich hizo un llamamiento a Aleksandr Lukashenko para que
abandone el poder: "¡Vete antes de que sea tarde, antes de que hundas al pueblo en un
terrible abismo, el abismo de la guerra civil! ¡Vete!".
Aleksiévich abandonó Bielorrusia
nuevamente en septiembre de 2020 con ayuda de diplomáticos de varios países,
luego de anunciar en la prensa que estaba siendo vigilada por las fuerzas de
seguridad del gobierno bielorruso. Vive en Berlín desde entonces.