martes, 2 de diciembre de 2014

Biografías de parlamentarios- Domingo Montanaro

Montanaro constituía él solo una verdadera tribuna de la pasión.
En el antañoso Cabildo, en cuyos muros vigilaban los heraldos de las antiguas rebeldías, Montanaro vibraba en sus discursos templados en las llamas de su  elocuencia con arrebatos de exaltación.

No era espadachín de estilo académico y líneas clásicas, sino un duelista de filo y contrafilo que se jugaba en la punta de su sable la dignidad del hombre, el honor de su divisa y el ardor de sus ideas. Su banca fue así un reducto bélico y el Partido Colorado tuvo en su figura y en su verbo al apasionado abanderado de su causa.

Recordado también por su característico sombrero de ala ancha, su esgrimiente bastón y su corbata roja al aire en proclama y desafío.

Montanaro murió en pleno triunfo. El Partido Colorado había conocido caídas y derrotas, pero tuvo hombres que supieron mantener encendida la llama de la tea, soportar los embates adversos y encender una vez mas la luz de la mañana. Entre ellos estaba Montanaro como custodio de la fe.



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