Moreno nació a dos escasos años de terminada la inmensa
tragedia colectiva de 1864-70, perteneció a una generación crecida entre las
ruinas. Descendiente lejano por la línea paterna de Daniel O´ Leary, General
Irlandés que fue edecán de Bolívar y por la línea materna descendía de
Fulgencio Yegros, quien fue uno de los principales autores de nuestra independencia
y Presidente de la Junta Superior Gubernativa de 1811-1813.
Pero; como bien señala Natalicio González: “ni en lo
físico ni en lo espiritual nada delata en Moreno la ascendencia exótica, y
puede decirse en su elogio que pocas individualidades nacidas en tierra guaraní
condensan en su persona tantos rasgos típicos de esos que dan carácter al
hombre paraguayo. Poseyó en alto grado el genio alegre de la raza, su sentido
del equilibrio y de la mesura, su don irónico y festivo, al igual que esa
inteligencia penetrante estimulada por la viva percepción de lo real”.
Reconocido profesionalmente como brillante economista, también
historiador y como diplomático. En el año 1897 fue electo Diputado Nacional por
el Partido Colorado y en 1901 es designado Ministro de Hacienda. Posteriormente
en el año 1903 es elegido Senador de la Nación.
En su obra Estudio
sobre la Independencia del Paraguay, Natalicio González ha dicho con razón
que es un libro de historia y de sociología a la vez. Allí Moreno “estudia los
orígenes de la nación paraguaya, sigue paso a paso los factores que
concurrieron a formarla y pinta con rasgos evocadores el drama de un
pueblo acosado por fuerzas hostiles, forjado en el dolor, que salva su
individualidad contra todos los riesgos hasta erigirse en entidad
independiente. Nada escapa al análisis del historiador, ni los factores
geográficos o raciales, ni el influjo del idioma guaraní en
la elaboración del alma colectiva; y sin incurrir en los extremos de la escuela
materialista, no se puede negar la preponderancia de las fuerzas morales y
espirituales en el proceso de la historia, ya que determina el papel de los
intereses económicos en la orientación de los sucesos humanos”.
Fulgencio R. Moreno unió al rigor científico del historiador
honesto la belleza estilística del escritor galano. A lo largo de su labor
intelectual asoma la emoción colectiva de su pueblo y su obra es un fragmento
vivo del espíritu nacional.
Una vez estallada la
Guerra del Chaco, la tierra de los quebrachos, cactus y aromitas se llenó de
tanques, lanzallamas y metrallas. Moreno fallecía en su ciudad natal el 17 de
octubre de 1933, en vísperas de la decisiva victoria de Campo Vía, que
consolidó para siempre la posesión del Chaco, a la que él tanto contribuyera
con su patriotismo y su talento.
H. Sanchez Quell, El Tiempo Que Se Fue; Ed. Comuneros, Asunción- 1976.
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