Escrito por:
Lic. Santiago Caballero
Desde hace unos días luce en la sala principal de la Biblioteca y Archivo Central del Congreso de la Nación (BACCN) una obra artística de la modalidad de “instalación”. Se titula “Entrañas”, de la inspiración de la artista plástica ovetense María Gloria Echauri, cariñosamente conocida como Malola. La exposición forma parte de BIA, 2ª Bienal Internacional de Asunción (del 1 al 30 de setiembre).
Lic. Santiago Caballero
Desde hace unos días luce en la sala principal de la Biblioteca y Archivo Central del Congreso de la Nación (BACCN) una obra artística de la modalidad de “instalación”. Se titula “Entrañas”, de la inspiración de la artista plástica ovetense María Gloria Echauri, cariñosamente conocida como Malola. La exposición forma parte de BIA, 2ª Bienal Internacional de Asunción (del 1 al 30 de setiembre).
La obra está compuesta de tres piezas de madera
apenas trabajada, llama la atención y
despierta la curiosidad. Yo fui uno de los espectadores curiosos, nada más. Sin
embargo, sin querer, un día, la vi de noche, con el detalle que le da la vida, la
expresión completa, y me impactó profundamente: las luces prendidas en las
piezas y visibles por los orificios que contornan los samuúes dibujados. En el
conjunto iluminado sentí, hondamente, la soledad de los árboles otrora
potentes, majestuosos, sagrados para nuestros ancestros, pero hoy, cada vez más ausentes ante la
ambición de los poderosos, ante la inconsciencia de su valor para el cuidado
del medio ambiente, del suelo; y, concomitantemente, con una cosmovisión donde
la naturaleza es parte intrínseca del hombre y de su hábitat, de la casa común.
Los samuúes ausentes lloran en tres paneles; por los orificios de los
paneles, con las luces, se ven sus lágrimas y con
los vientos, también encajonados, aletean, apenas, las hilachas de sus
entrañas.
Matan miles de árboles. Según unas
estadísticas, ya muy antiguas, nos hemos quedado sin el 90 % de la floresta. Un
mal enfocado “progreso” no se apiada de los árboles, ni del suelo, ni del
conjunto de nuestra común casa, la tierra. Ante esta desgarradora costumbre, ya
nos advertía Rafael Barrett, a inicios del siglo pasado, que en nuestro país
campeaba “el odio a los árboles”. Es, sin duda, uno de nuestros infortunios,
como diría Teodosio González.
Malola recurre a la inspiración
artística para ayudarnos a la toma de consciencia. Bienvenida esta conciencia
muchas veces ausente en la escuela, en el colegio, en la universidad, en los
planes de desarrollo, en las políticas sociales. Así como lo patentizara la
genial inspiración del inigualable Herib Campos Cervera en uno de sus poemas:
“Huyeron
los asesinos
con sus
hachas como espejos.
Los
pájaros ya no tienen
donde
colgar sus nidos.
El viento
se va en sollozos
llevando
las hojas muertas;
mientras
la noche de plata
quiebra
su voz de silencios
y su
música de lunas.
Cuando
fue otra vez el día,
la
presencia de una ausencia
lloraba
al sol su tristeza
de
cicatriz desolada”
(Balada
para los árboles ausentes”. HCC 1932-1950)
Hermosísima instalación. VIVA BACCN. VIVA LA BIA!!!
ResponderEliminarTe esperamos cuando gustes Margarita.
ResponderEliminarSaludos!!