Señoras, Señores
Me es grato
como Presidente del Congreso de la Nación, ofrecer las palabras de apertura de
la semana del libro y de los derechos de autor. Igualmente me es agradable
venir a este recinto en las recordaciones del Día del libro y la Propiedad
intelectual. Así es, vengo a corroborar con mi presencia una hermosa realidad:
un espacio nuevo, moderno, acogedor, de gran utilidad para los legisladores y
por extensión al servicio del pueblo como parte de la misión del Congreso de la
Nación.
Las
instituciones organizadoras de esta semana, la Biblioteca y Archivo Central del
Congreso, y la Dirección Nacional de Propiedad
Intelectual, son muestras muy claras de
los logros legislativos en un área imprescindible para el desarrollo nacional.
Ambas se insertan en el quehacer cultural, en temáticas muy específicas de
enorme importancia: la valoración de la cultura escrita; y la custodia a los intelectuales, a los
cultores de las letras y las artes.
Nuestra
Biblioteca nace de la ley 3436 del año 2008, y se vuelve una hermosa realidad
al inaugurarse este edificio en el año 2016.
El depósito
legal se establece en nuestro país, a partir de la promulgación de la ley N°
94, “Que protege las creaciones científicas, literarias y artísticas, y se crea
el registro público de derechos internacionales”, promulgado en el año 1.951, y
la Dirección Nacional de la Propiedad Intelectual se crea por medio de la ley
4.798/2012.
Así como
dicen los sabios, un pueblo sin memoria histórica es un pueblo cuyo destino
está en la duda, en la incertidumbre, en las turbulencias coyunturales de las
ambiciones desmedidas de grupos o individuos en el poder. En la misma línea,
podemos afirmar, que un pueblo que no valora la lectura y las creaciones
artísticas será un pueblo sin identidad definida, sin los ensambles sociales
gozosos de la alegría de crear y apreciar lo bello.
Ambas leyes
e instituciones, cuyas metas tienen como podemos apreciar, un hermoso camino
andado. Sin embargo, los quehaceres son desafiantes. La propiedad intelectual
debe ser reglamentada de forma continua y en sus múltiples facetas.
Los
creadores compatriotas, asimismo, precisan de incentivos permanentes y de
garantías legales que velen por su estatus profesional; que les garantice una
vida digna, segura y motivadora para la inspiración. Para que la sociedad
aprecie y valore su tarea, para que ellos puedan crear libre y permanentemente,
el Congreso de la Nación debe convertirse en su garante, en su apoyo con leyes
de permanente actualidad.
La Biblioteca,
nuestra Biblioteca, se encuentra ante el gran desafío no solo de mantener lo
alcanzado hasta aquí, sino de enriquecer día a día el acervo tanto de los
libros como de los archivos. Asimismo, de adecuar la riqueza de la cultura
escrita a las nuevas modalidades de la tecnología de la información y de la
comunicación.
Y estamos
seguros que nadie aquí mira atrás, sino hacia el futuro promisorio. Un futuro
donde se conjuguen todos los esfuerzos para el mejor servicio a los
legisladores, a sus asesores, a los funcionarios y a toda la sociedad.
Agradezco
los esfuerzos de los organizadores de esta semana; a ellos y a todos los
presentes, el mejor de los éxitos.
Muchas
Gracias.
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