Escrito por: Santiago Caballero
Tiempos fueron en los que la norma de oro del periodismo era: Si un perro muerde a un
humano, es no es noticia. Noticia es cuando el humano muerde a un perro. A Dios
gracias semejante estupidez dejó de tener la sacra vigencia, claro está con
lamentables excepciones. La superación de las normas del periodismo empresarial
se debió a la emergencia del uso más humano, más comunitario de la
comunicación. Es así que prevalece la información de lo que ocurre no por sus
protagonistas sino por la trascendencia de los hechos. Así, la mordedura de un
guauguau puede ser mortal si el tal animalito está infectado del virus de la
rabia, se puede desencadenar una epidemia y etc. ¡Bienvenida la nueva
comunicación y su real utilidad en la sociedad!
En fin. Lo que te voy a contar está envuelto en otro pecado
que no perdona el periodismo comercial: la rapidez de la información de lo
ocurrido. Si ocurrió antes de ayer o la semana pasada ya no sirve. Yo voy a
pasar por alto también esa ñembo norma. Porque, sencillamente, te voy a
justificar mi atraso porque en esos días carecíamos de Internet, luego vino el
congreso internacional en esta casa y etc.
Después de esta larga introducción te cuento que se repitió
en la BACCN un hecho muy simpático y que ya ocurriera otro similar hace unos
meses. Como sabés somos vecinos del Señor Presidente de la República, don Mario
Abdo Benítez. Cuando SE utiliza para llegar o para partir de la Casa de López,
aterriza en el helipuerto muy cercano a la Biblioteca. Entonces, como en la
primera vez, descendió y caminó hasta nuestro edificio donde dos limpiadoras
cumplían su tarea. Se las acercó. Silvia y Lorena quedaron tiesas, mudas. SE
las saludó cortezmente. Les pasó la mano y no contento con este saludo
protocolar estampó dos besos en los rostros de las asustadas mujeres. Luego, se
dio la vuelta y se fue a atender sus altas responsabilidades de Jefe de Estado.
Silvia y Lorena, después, ese día y los sucesivos, no tenían
otro tema sino el saludo, los besos, el perfume, la sonrisa, de SE. Las demás,
ikuerai del relato y otras se lamentaban de que, ¡justo luego!, no haber estado
en el sitio indicado y a la hora precisa.
Cuando los humanos fomentan las relaciones, cuando los
poderosos se acercan a todos, hay esperanzas de cambios. Los esperamos con toda
nuestras convicciones ciudadanas.
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