Escrito por: Santiago Caballero
Esta es la conclusión de Hank después de investigar la misteriosa desaparición de su hijo Richard a los pocos días de su regreso de la guerra de Irak. Descubre que Richard fue asesinado muy cerca del destacamento militar donde se había alojado. En la investigación, tras las conversaciones con los camaradas de difunto, con unas fotografías y videos en mal estado de Richard descubre, poco a poco, el gran deterioro moral sufrido por éste en el frente de las batallas, así como en la convivencia en el ejército. Paso a paso, con muy poca ayuda de los superiores, logra, gracias a una detective, desentrañar el caso; entonces su dolor se acrecienta cuando, en medio de los sigilos, se encuentra con las terribles consecuencias de la guerra, con el desprecio de la vida de los considerados “malos” pero donde los “buenos” ya no encuentran una razón para vivir, para recuperar la dignidad hecha polvo ante las balas. El recurso de las drogas, entonces, es el refugio de sus vidas deshilachadas tanto en los sitios de la guerra como en su propia patria, a la vuelta.
Izar la bandera al revés es la metáfora, en síntesis,
propalada por este soldado atormentado ante
la muerte de sus dos hijos también soldados, el primero murió en un accidente
en el frente de batalla. Vale la pena recalcar que este gesto lo realiza en su
patria, lejos de la guerra pero también protagonista de las acciones bélicas
donde la desaparición de millones de jóvenes por la muerte es solo una parte
del drama pues a ellos se juntan los irrecuperables, física y mentalmente, de
otros tantos millones.
La bandera de Hank flamea a los vientos sin ningún
impedimento a pesar de no estar en su forma correcta. Pide socorro, pide el fin
de las guerras, el gran escándalo de todos los tiempos pero en los que hoy nos
toca vivir con banderas de libertad, de derechos humanos, de superación de todo
lo que impide un mundo justo, humano y humanizante, perviven no una guerra sino
varias. Donde, asimismo, la industria de la guerra es todavía la que ofrece
mayores ganancias a los dueños del poder. Esta industria se perfecciona día a
día de la mano de las nuevas tecnologías mediante las que sus posibilidades son
indescriptibles para aniquilar la vida de los humanos, de los animales, de las
plantas.
“
El valle de las sombras”, “In the Valley of Elab” , está inspirado
en el valle bíblico donde David, el niño, vence al gigante, veterano, con una
honda. Ahí toma todo su sentido la bandera al revés flameando a los cuatro
vientos. Nos dice que todavía es posible replantear los destinos de la
humanidad con la fragilidad de un niño y la también poca efectividad de una
honda. Pero lo fundamental es que es posible destrabar los escenarios,
convertir los valles de sombras en valles de luces, de colores, de cultivos, de
árboles, de frutos, de flores. Y, sobre todo, de personas humanas que opten por
la igualdad, por el respeto de lo diferente, por el derecho de todos de ser
felices. Donde el nuevo nombre de la paz sea efectivamente el desarrollo de
todos y para todos.
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