Escrito por: Santiago Caballero
Las cadenas galas de televisión y de radio propalan los actos conmemorativos del 232 aniversario de la Revolución Francesa, uno de los acontecimientos más importantes de la historia universal. Tal atributo se puede resumir en el lema de esta revolución: Igualdad, Legalidad, Fraternidad, hoy convertida en la gran utopía de los pueblos, de las personas abanderadas por un mundo mejor. En este importante acontecimiento se da, asimismo la consagración del racionalismo ilustrado, raíz, fundamento, de la democracia, de la modernidad.
El despliegue imponente del
desfile militar conmemorativo nos lleva a añorar las otras también muy
importantes formas de recordación
ausentes. Así, el largo camino por andar para que la Liberté, Égalité, Fraternité,
sean una patente realidad, sin surcos, sin grietas, aun queda mucho por andar.
Lo que vimos en los desfiles no son sino el despliegue de las fuerzas para la
mentada seguridad de las naciones pero que aportan muy poco a la construcción
del desarrollo de todos y para todos; ya en el siglo pasado el inolvidable papa
Pablo VI nos recordó que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”.
Pero, no podemos negarlo,
Francia, la patria que posibilitara las raíces de los sistemas democráticos
modernos también ha aportado mucho, muchísimo al gran diálogo de los pueblos y
la democracia, con la utopía del desarrollo. Posibilitó el nacimiento y
progreso del Séptimo Arte, posiblemente el más significativo arte de nuestros
tiempos, solo por citar uno del gran espectro imaginario. Ni qué decir del
diálogo de sus pensadores, de sus creadores, como, entre otros miles, Víctor Hugo, Jean Paul Sartre, Simone de
Beauvoir, Simone Weil, Bachelard, Bergson, Camus, Foucault, Gabriel Marcel,
Maritain, Vicente de Paul….
Resulta significativo el orden
con que suele nombrarse el lema: Libertad, Legalidad, Fraternidad. El último
eslabón es la Fraternidad. Me dirán que los tres son igual y concomitantemente
importantes. Es verdad. Pero, los signos también hablan por sí mismos. La
Fraternidad en un tercer lugar es significativo, es una clara expresión de cuán
difícil es la concreción de sistemas sociales donde más que la fuerza o el peso
de la ley instalen las relaciones humanitarias, humanistas; relaciones en las
que se superen las desigualdades históricamente instaladas por los poderes
económicos y por las injustas distribuciones de los bienes destinados para
todos.
Resulta asimismo por demás
simpático que la red internacional de televisión instalara el lema de:
Libertad, Legalidad, Actualidad. Es un juego de palabras que introduce al
tradicional lema el toque comunicacional imprescindible: la permanente
actualidad de las informaciones generadas en todas partes, en cualquier
momento. Ojalá que esta permanente actualidad ayude a los públicos de todo el
orbe a mantener la vigencia de la utopía nacida hace dos siglos en Francia y
que todos los pueblos comulguen con ella para forjar un mundo diferente, un
mundo donde todos los individuos amen y trabajen por la libertad, la igualdad y la fraternidad.
(Projimidad, en el castellano paraguayo).
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