Escrito por: María del Carmen Baéz
Bandera que
ondeó en el barrio Laura Sofía Olivas Paz, en la ciudad de Ocotal (Nueva
Segovia) Nicaragua, cuando fue declarado «territorio
victorioso de analfabetismo» en 1980.
La Cruzada
Nacional de Alfabetización, cuyo nombre oficial fue Cruzada Nacional de
Alfabetización "Héroes y Mártires por la Liberación de Nicaragua"
(CNA), fue la acción impulsada por el gobierno revolucionario de Nicaragua con
apoyo internacional que permitió reducir el índice de analfabetismo, superior
al 50 %, hasta un escaso 13 %. Esta tarea obtuvo el reconocimiento de la UNESCO
en 1981.
El primer
territorio declarado «libre de analfabetismo» fue Nandasmo, en el departamento
de Masaya.
La Campaña
Nacional de Alfabetización en español terminó oficialmente el 23 de agosto de
1980; sin embargo, el 30 de septiembre comenzó la alfabetización en inglés
criollo, miskito y sumu o sumo, con el objetivo de alfabetizar a más de 16 500
nicaragüenses en la Costa Caribe de Nicaragua.
El Gobierno
surgido del triunfo de la Revolución Popular Sandinista el 19 de julio de 1979
en Nicaragua contempló como una prioridad urgente la erradicación del
analfabetismo. En aquel momento, el índice de analfabetismo en el país era
superior al 50 %, uno de los mayores del continente americano.
La Junta de
Gobierno de Reconstrucción Nacional incluyó en su programa de Gobierno la
erradicación del analfabetismo como una de las metas prioritarias de su plan de
acción en el sector educativo. Dicho programa decía:
Se iniciará
una Cruzada Nacional de Alfabetización que movilice todos los recursos del país
para lograr la total erradicación del analfabetismo.
Además, el
Estatuto fundamental sobre derechos y garantías de los nicaragüenses,
promulgado el 21 de agosto de 1979, declaró de interés social la alfabetización
y señaló que «es responsabilidad de todos los nicaragüenses».
Estuvo
inspirada en el mandato de unos de los fundadores del FSLN, Carlos Fonseca
Amador, cuando dijo a quienes instruían en prácticas guerrilleras a campesinos
del norte nicaragüense:
La acción
fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO) con la concesión de la distinción Memorias de la
Humanidad en el 2007. Anteriormente había recibido el reconocimiento de la
Unesco en 1981 con el otorgamiento de la medalla Nadezhda Krúpskaya. A estos
reconocimientos se unieron los del Premio a la Post Alfabetización, Premio al
Proyecto de Alfabetización en Ciudad Sandino, el Vicariato de Bluefields.
El 23 de
marzo de 1980, miles de personas de todo tipo y clase pero con el objetivo
común de alfabetizar a aquellos que no sabían leer y escribir, partieron de
Managua expandiéndose por todo el territorio de Nicaragua, llegando a los más
recónditos lugares y ganándose los ánimos de todos aquellos que, por alguna u
otra causa, se retraían de adquirir los conocimientos que le permitirían, como
dice el título del disco que apoyó la campaña, «convertir la oscurana en
claridad». Los motivos de las faltas de ánimo eran muy diversos, desde el miedo
a lo desconocido o al «no ser capaces de aprender» hasta la creencia arraigada
de que eso sólo era para «los señoritos».
La Cruzada
Nacional de Alfabetización fue un gran movimiento de masas, participaron
nicaragüenses de toda clase, a los que se sumaron miles de maestros mandados
por Cuba y miles de cooperantes internacionales, se estima que fueron más de 60
000 los participantes. En un año el índice de analfabetismo quedó reducido al
12 %.2En los barrios, aldeas y pueblos ondeaban las banderas que indicaban que
aquel territorio estaba libre de analfabetismo.
La
Revolución generó su propia pedagogía con su propio material didáctico y filosofía,
razón por la cual posteriormente se creó una discusión sobre el contenido del
material didáctico (folletos de lectura, manuales, textos, etc.) surgiendo
acusaciones por parte de algunos sectores de «politizar» el aprendizaje del
alfabetizado. Estas acusaciones son en cierta medida discutibles aun hoy en
día. Si bien es cierto que gran parte del material contenía un fuerte contenido
político-ideológico, lo cierto es que el alfabetizador no necesariamente era
militante activo de él, o siquiera relacionado al Gobierno sandinista (aunque
en la mayoría de los casos quizá sí), por lo que la «persuasión» política a la
que el alfabetizado pudo haber estado expuesto más allá de los libros de texto
generalmente resultaba mínima.
El
alfabetizador se acercaba de igual a igual al alfabetizado, enseñaba y
aprendía. Compartía las labores de la tierra y aprendía a sembrar y recolectar,
mientras en el intercambio, enseñaba a leer y a escribir.
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