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martes, 13 de diciembre de 2022

Lanzamiento y donación del libro sobre gestión de ex ministra de educación

 

El pasado viernes 02 de noviembre en el salón auditorio de la Biblioteca se realizó el lanzamiento del libro denominado La gestión de Lafuente, el material escrito por José Miguel Angel Verdecchia rescata las contribuciones de Marta Lafuente en el sector educativo y su gestión como ministra del MEC, enfocado principalmente en su última etapa de gestión, y está desarrollado con una aguda mirada desde la perspectiva sociológica y política.

Ese día también fueron donados dos unidades del libro que ya forman parte del acervo bibliográfico de la BACCN.


miércoles, 20 de julio de 2022

Un día en la escuela de Ramón'i

Lic. Santiago Caballero

Ramón Indalecio Cardozo es un educador guaireño considerado como un adelantado por sus ideas renovadoras en la educación. Muy de vez en cuando se lo recuerda, se lo cita. Por eso, cuando una muy querida amiga me habló de su experiencia escolar, de mediados del siglo pasado, tomé nota y les comparto.

Ella vivía con su familia en una compañía de un pueblo de las Cordilleras. Describe el entorno de la escuela con pinceladas bucólicas porque estaba  instalada en un enorme predio con un pastizal cuyo verdor invitaba al bullicio, al correteo y, al mismo tiempo a la paz. El sencillo edificio estaba rodeado de árboles cuya sombra protegía a los niños en los recreos. En los terrenos vecinos  que rodeaban la escuela lucían los cocoteros gigantes, así como árboles autóctonos que regalaban sabrosas frutas.

Recuerda con mucho cariño a la maestra. La Señorita que, contrariamente al destino de la mayoría de las docentes, un año se casó. La ceremonia religiosa se realizó en el oratorio no muy lejano de la escuela de donde partió la caravana de los niños, con sus blancos guardapolvos,  los padres de familia y los miembros de la comunidad encabezada por los novios montados a caballo. Terminada la ceremonia, y ya en plena algarabía, la misma comitiva se encaminó a la escuela donde se preparó el festejo. Para ello, cada alumno, sus padres y los lugareños, portaron sus matulas dispuestas en una mesa acomodada en el patio mediante la unión de los muebles de las clases. Fue una fiesta inolvidable donde los recién casados, los niños y todos se divirtieron como nunca. La Señorita pasaba ya a ser la Señora aunque a muchos niños les costaba acertar el nuevo trato a conferir a la querida maestra.


Nuestra narradora pasa luego a recordar que la limpieza del predio, de las aulas, estaba a cargo de las maestras y los niños. Se establecían los turnos para el aseo del patio, pero diariamente cada grado barría y sacaba el polvo de sus respectivas clases. Incluso, recuerda, en cada grado se designaban los alumnos responsables por semana de borrar el pizarrón, de munir cada aula con las tizas necesarias y otros menesteres. Pizarrón y tiza eran los únicos e infaltables medios tecnológicos comunes en el aula, cada escolar manejaba sus cuadernos, sus lápices y alguno que otro algún el libro correspondiente al grado.

Pero el patio, dice, no era sólo el bucólico escenario de este centro del saber. Al contrario, era parte del sistema educativo. Ante todo, formaba parte del escenario de la limpieza a manos de los escolares. Pero, además, allí se instaron hermosas huertas y  productivos gallineros. Como lo escuchás. Los niños y niñas se esmeraban por cultivar, regar, abonar, diversas especies de hortalizas. Igualmente, por  alimentar a las gallinas, cuidar los nidos, limpiar los espacios. Pero, ¿y qué pasaba con las verduras, los huevos? Pues, en la cocina de la escuela, con los pucheros donados por sus padres, los niños, las niñas, sin distinción, aprendían a cocinar diversos platos y a alimentarse sanamente.

No olvida la narradora otro quehacer educativo. En los terrenos lindantes a la escuela se levantaban esbeltos y abundantes cocoteros que en la estación correspondiente se llenaban de racimos de la fruta que luego caían al suelo. Pues bien. Los niños traían de sus casas unos cubos de latón con lo que iban en grupos a recoger los frutos. ¿Para qué? Los mismos eran vendidos al almacenero del lugar que, posteriormente, lo revendía al recolector para, a su vez, lo destinaba a la fábrica de aceite cercano. El dinero de los niños iba a la caja escolar para cubrir los gastos de los enseres pedagógicos necesarios.  

Cuando abordó el tema de la disciplina, la narradora sonríe pícaramente. Sí, en esa época las maestras practicaban los mismos o parecidos métodos de los papás y las mamás: los tirones de las orejas o de los cabellos, los tuques, la ida al rincón, ponerse de rodillas sobre piedrecitas, y etc. Sin embargo, no porque sean métodos hogareños, no solo tolerados sino aconsejados vivamente, son irreprochables. Hoy, ya no es lo común, pero continúa su práctica porque no hay conciencia del enorme, en muchos casos irreversibles daños en los niños: destruyen la autoestima, la capacidad de reacciones justas ante las autoridades, la práctica de relaciones armónicas entre iguales y con los mayores.

Pero, aparte de esto último, no hay duda que la educación escolar  experimentada por nuestra narradora y muchos otros, hoy ya está en desuso. Ya no hay huertas ni gallineros, no hay prácticas de limpieza del ambiente, del goce de la naturaleza, de las relaciones de la escuela y la comunidad, el entorno. Hemos perdido prácticas muy valiosas que el gran pedagogo guaireño Ramón Indalecio Cardozo pergeñó pero que las corrientes nuevas no tuvieron en cuenta para construir un sistema escolar acorde con nuestra cultura, con el ambiente, con las realidades locales.

Fue muy grato escuchar este relato. Nos invita a soñar con un sistema escolar donde la educación integre a la lecto escritura los valores de la solidaridad, de la ayuda mutua, del cuidado de la naturaleza, de los animales, del diálogo con los padres, con la comunidad entera.

viernes, 24 de septiembre de 2021

SIETE SIGLOS DE SOLEDADES. UN SIGLO DE ESPERANZAS

Escrito por: Santiago Caballero

El 19 de setiembre se cumplió un siglo del nacimiento de Paulo Freire, filósofo y educador. El brasileño es uno de los autores más citados y de mayor prestigio en los temas de la educación del presente y el pasado siglo. Conocí a Paulo Freire cuando vino al Paraguay, probablemente en los 80, en una corta pero muy provechosa estadía para todos los interesados en los cambios urgentes de la educación, de su incidencia en la vida, personal y social, en fin, de la búsqueda de la educación para el cambio, para el desarrollo inclusivo, gestora de la responsabilidad ética y social.

Pero conocí y me apasionaron sus libros desde 1969 cuando estudiaba en Porto Alegre, Brasil. Le debo el gran favor a mi maestro Antonio Cechin, un apóstol de la libertad, de la lucha por la justicia y por la dignidad humana. En esos años ya no se vendía en las librerías, por prohibición gubernamental, su primera obra “La educación como práctica de la libertad”; entonces, un compañero de la facultad me llevó al negocio de un amigo suyo que por la confianza al colega, me vendió el libro. Por supuesto, el texto estaba editado en portugués lo que no constituyó para mí una valla para empezar a conocer los profundos planteamientos del autor.

Más adelante y ya con los libros en castellano, pude leer “Pedagogía del oprimido”, “¿Extensión o comunicación?”, “La educación en la ciudad”, “Cartas a quien pretende enseñar”, “La voz del maestro”, “Pedagogía liberadora”, “Pedagogía de los sueños posibles”, “Pedagogía de la autonomía”, “Pedagogía de la esperanza”, entre otros, esta lista no es completa.

Como puede verse con la sola mención de los títulos, estamos ante nuevas propuestas a partir de lo que suele darse como sobreentendido o como imposible de superar en las prácticas educativas. Así veamos el primero “La educación como práctica de la libertad”, no es raro que en los planteamientos tradicionales el tema de la libertad sea medio tabú. El gran temor es cómo educar a los niños y a los adolescentes a ser libres en sus pensamientos y en sus actitudes sin caer en la permisividad, en la anarquía. Freire va al fondo de la cuestión: una educación que no enseña a vivir en libertad no es educación sino un mecanismo más para la opresión, para aceptar todo sin cuestionar nada. Entonces, se trata de educar en la libertad y en la responsabilidad, esto es, en saber responder cada etapa de la vida, cada circunstancia, basados en la dignidad de cada uno y en la de los demás en el común destino de protagonizar la historia, de construir una sociedad justa e inclusiva.



Así como el trato de la libertad adquiere un punto central en los planteamientos educativos de PF, sucede lo mismo con la comunicación. El gran maestro nos enseña que a tal tipo de educación corresponde tal comunicación y viceversa. Si la educación es participativa, democrática, necesariamente lo será también la comunicación, sin estridencias de ninguna laya. La ida y vuelta del mensaje, a su vez, implica no solo un juego de ping pong sino que ambos, emisores y perceptores, deben estar en el mismo nivel, sin privilegios, sin posibilidades de imposiciones. Lo que implicará, a su vez, la capacidad de escuchar, de respetar no sólo las opiniones o saberes sino sobre todo a las personas que participan en los procesos.

Estos planteamientos se repiten constantemente en PF. Pero, estoy convencido que el libro imprescindible para los comunicadores es “¿Extensión o comunicación?”. Un texto difícil, te diré. Sin embargo, ayuda a superar los triunfalismos que con el auge de los entonces llamados “medios modernos de comunicación” entronizaban el poderío de los mismos sobre todo de la televisión. Aquí tenemos los elementos para cuestionarnos sobre las posibilidades y los alcances de estos medios ya que pueden constituirse en nuevos e incisivos instrumentos no para el espíritu crítico, para despertar las conciencias, sino para adormecerlas aún más. En síntesis, no se trata de abocarse a la extensión mediante el poderío de los medios sino de aplicar en su uso las exigencias de la auténtica comunicación, cuyo primer desafío es la participación, no la imposición.

El educador paraguayo, Ubaldo Chamorro, ya fallecido, acuñó en guaraní una nominación del docente según los principios de PF. Así, sugirió llamar a los docentes “pytyvõhara” y superar lo de “mbo’ehara”. El querido amigo Ubaldo nos dejó este regalo que es, al mismo tiempo, un desafío. No se trata de enseñar, sino de ayudar. No se trata de imponer verdades o ciencias, sino se trata de buscar con los otros el camino de la verdad, de la libertad, de la vida, de la solidaridad. En este caminar el maestro es un ayudante.

Gabriel García Marquez titula a su obra cumbre “Cien años de soledad”. La historia de América camina por siete siglos de soledades. Celebramos los primeros cien años de Paulo Freire, el pytyvõhara de todos en la búsqueda de la libertad, de la justicia, de la solidaridad.

miércoles, 7 de marzo de 2018

Mi mochila de docente sin armas


Escrito por:
Lic.  Santiago Caballero

Me niego rotundamente a portar armas, del tipo que fuera, en las aulas. Jamás llevaré ni en la cintura, ni en la mochila, ni entre los libros y los apuntes ningún objeto destinado a agredir o repeler. Jamás de los jamaces portaré un arma blanca, azul, negra, en un espacio destinado a compartir mis conocimientos, a ayudar a los otros a valorar el pensamiento, la investigación; a analizar  los logros de ayer, los de ahora, para promover juntos una mejor convivencia, una sociedad justa e inclusiva.  
Me resulta altamente revulsivo el “consejo”, aunque venga del presidente norteamericano. Este señor, incapaz de poner fin al comercio irrestricto de las armas, se toma el atrevimiento de sugerir que los docentes vayamos a las aulas proveídos de otras tantas armas. Tamaña estupidez sólo puede provenir de los poderes al servicio del dinero, de las ganancias a lo que dé lugar sin importar los perjuicios consecuentes. En esta línea, la  industria de la guerra ocupa un lugar medular. Esta industria, con pingües ganancias para los gobiernos que la impulsan y para las empresas comprometidas, se inscribe en el perverso juego de la destrucción de las naciones, de los gobiernos no alineados, de las culturas consideradas peligrosas. Cuando se desatan los ataques, no los para ni las declaraciones de los notables, ni el clamor de los víctimas; las mortandades alcanzan a civiles, niños, enfermos, ancianos;  los patrimonios de las culturas, los seres vivos son aniquilados a discreción.

NOS PRIVAN DE LA TERNURA

Hacia el año 1982, el genio de la cinematografía, Steven Spielberg, ofrecía al mundo “ET”, “El extraterrestre”. Este personaje, dejado a la deriva por los suyos, se encuentra en una familia norteamericana de clase media, en mitad de un doloroso conflicto por la ausencia del papá, fugado con una amante. La simpatía del extraño visitante, a pesar de su apariencia monstruosa, sus esfuerzos por comunicarse con sus nuevos amigos, nos hicieron olvidar el conflicto doloroso  familiar. Drama empeorado por la ausencia de la madre, obligada a trabajar fuera para mantener su hogar y de una educación escolar muy preocupada en disecar ranas  en nombre de la ciencia, pero lejana a sus soledades, a sus ansias de cariño y comunicación. Mis hijas, por entonces niñas, lloraban a la par de nosotros, sus padres, ante  la despedida del ET, pero sin  preocuparnos ya de los conflictos de los niños, de la familia, de la educación deshumanizada.
Casi cuarenta años después de la profética película de Spielbert, las grandes y vitales ausencias anunciadas allí,   se globalizaron. Los hijos de las tinieblas, más sagaces que los hijos de la luz, según el Evangelio, incentivaron las guerras mundiales no declaradas, pero de igual o mayor poder de devastación, siempre con  perfeccionamiento de las armas; hacen caso omiso de la destrucción de la naturaleza, al punto de peligrar la vida en la tierra. A la par, el tráfico y comercio de las armas se convirtió en un rubro próspero e intocable en nombre de la libertad. Y los centros de enseñanza, de todos los niveles, se volvieron enclaves de la transmisión de los saberes, agigantada por las nuevas tecnologías, pero cada vez más vacíos de los principios éticos, de la solidaridad, de la ayuda mutua, del diálogo.

  
Las matanzas en los colegios en manos de alumnos de los mismos centros, cada vez con mayor frecuencia, son síntomas de una   sociedad incapaz de encontrar límites a la industria muy próspera de la guerra y de la violencia homicida; en esta sociedad, la escuela no es un lugar de encuentro, de superación, de permanente diálogo entre las nuevas y las anteriores generaciones, para construir juntas verdaderos grupos humanos, grupos donde se aprenda el respeto a la dignidad humana, a las diferencias, donde el amor se canalice en la solidaridad; donde  los conocimientos de las ciencias y de las artes, mancomunen los ideales de ser más sobre el tener más.  
Por eso me niego a portar armas en las instituciones de enseñanza. Me niego, igualmente,  a usar la terminología que pretende esconder la violencia como cuando se habla de “disparador” en vez de motivador; de las “armas” en vez de instrumentos….Mi lenguaje no traicionará mis principios de paz, de diálogo, de inclusión. Nunca usaré ni las  armas reales ni las  armas metafóricas.
 

martes, 8 de noviembre de 2016

Servicios de la BACCN

 Sala infanto-juvenil

Como biblioteca al servicio público, también pensamos en los más pequeños.
Ofrecemos un área infanto- juvenil, dotada con materiales didácticos y libros para niños desde 1 a 10 años.  En cuanto a los adolescentes, también les brindamos materiales bibliográficos de acuerdo a la malla curricular establecida por el Ministerio de Educación y Cultura, es decir; contamos con libros de texto que forman parte del apoyo académico en la educación escolar básica y el bachillerato.



Contamos además con clásicos de la literatura universal y nacional, libros de poesía, historia y diversas ciencias. Cabe mencionar que las salas de lectura para el público infanto-juvenil se encuentran diferenciadas de la sala de lectura general por el tipo de actividades que se realiza a diario para los niños y jóvenes.



Desde nuestra institución, ofrecemos  este espacio pretendiendo ayudar al fomento del hábito de la lectura y  la investigación. Algunas de las actividades que se desarrollan actualmente en el área infanto-juvenil son las siguientes:

*Lectura compartida
*Interacción con materiales de lectura
*Juegos de destreza mental
*Cuenta cuentos
*Talleres de artes plásticas y origamis; entre otros.

Este servicio se encuentra disponible de lunes a viernes, en horario de  07:00 a 15:00  hs. en la planta baja de la sede de la Biblioteca y Archivo Central del Congreso de la Nación.